Tu cocina con corazón

Cocinas de cine que jamás olvidarás

Hay cocinas que superan fronteras y quedan grabadas en la memoria colectiva convirtiéndose en recuerdos imborrables...

Cocinas de cine que jamás olvidarás

Hay cocinas que superan fronteras y quedan grabadas en la memoria colectiva convirtiéndose en recuerdos imborrables ¿Quién no recuerda la cocina del programa de televisión «Con las manos en la masa«? ¿O el olor embriagador y sensual de Como agua para chocolate, una película cuyo guion casi exigía verla con el estómago lleno, a riesgo de morir en el cine si no se seguía este consejo?

A todas esas cocinas que forman parte de la Historia les queremos rendir en Antalia nuestro pequeño homenaje. Serán muchas las que desfilarán por este blog, pero una tenía que ser la primera. Y entre todas, hemos elegido la que, quizá, tenga el record de haber alcanzado el mayor número de personas que probaron a elaborar una receta imposible: Tomates verdes fritos.

Fue un gran éxito en su momento. Tomates verdes fritos arrasó en 1991 y ha sabido conservarse muy bien ganándose a pulso la expresión de ser «una película por la cual no pasan los años». Habla de amistad, prejuicios, machismo, racismo, malos tratos, autoestima… y valentía.

En ella dos historias se entrelazan de forma magistral. Por una parte está Evelyn, una ama de casa insatisfecha con su vida y su físico, y Ninny, una anciana entusiasta con ojos de niña que relata la vida en los años 30 de Idgie y Ruth, dos mujeres que se rebelan contra la discriminación a las personas negras y la sumisión a los malos tratos.

La cocina del restaurante que regentan es, prácticamente, un personaje más… además de un elemento clave en la trama. No en vano, la promoción del film se hizo jugando con la ambigüedad de la frase «¿El secreto de la vida? ¡El secreto está en la salsa!«.

De esa cocina, son muchas las escenas que han quedado grabadas en la retina, y entre ellas, sin dudarlo, la de los tomates verdes vibrando en la sartén. O la barbacoa. O la «pelea» que las dos protagonistas mantienen en la que se lanzan todo lo que encuentran a su alcance y terminan envueltas en harina, sucias y muertas de la risa.

Hay cocinas que nunca mueren y ésta en la que Ruth y la encantadora de abejas tratan de hacer frente a la vida es buena prueba de ello. Se convierten en símbolos y en lugares comunes. Y nos hacen sentir que compartimos experiencias y sensaciones.

Y ya por último, ¿sabes cómo nos apetece despedirnos? Así… abriendo la ventana y gritando a pleno pulmón: ¡TOWANDA! Todo un grito de guerra. Sí, señor.

Esperamos sinceramente que te haya gustado este artículo y, por supuesto, si quieres contarnos cuál es la cocina que jamás olvidarás, ¡hazlo!. Haremos lo imposible por hablar de ella…

¡TOWANDA!

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