Hoy es el Día Mundial del Arte y desde Antalia (¿por qué no?) queremos reivindicar el arte de hacer una cocina. Hay mucho de creatividad en ello, de imaginación, de jugar con los más diversos materiales y lograr diseños que provoquen emociones.
Y como todo arte, cambia con el tiempo. Las cocinas de hoy en día, nada tienen que ver con las de antes. Tan sólo posando la mirada en los últimos 75 años podemos observar una evolución admirable.
En la época de la posguerra la cocina era el lugar de reunión familiar por excelencia: comían, cosían, escuchaban la radio y compartían en ella alegrías y preocupaciones. Pucheros, cacerolas, utensilios de cocina colgaban de sus paredes. El dinero escaseaba y pocos podían permitirse una lujosa cocina: un aparador y unos estantes bastaban para cubrir sus necesidades. El diseño no importaba y triunfaba la practicidad.
Una vez dejados atrás los años del final de la guerra, la modernización llega a España y en la cocina se traduce en modularidad, todo un exponente de exhibición y estilo. Las perolas y sartenes ya no están a la vista: los amplios muebles con gran cantidad de cajones hacían de la cocina el lugar perfecto donde el orden reinaba en todos los sentidos.
Conforme avanza el tiempo, la cocina deja de ser punto de encuentro y se convierte cada vez más en un lugar de tránsito o de paso, donde preparar las comidas y, sólo en algunos casos, comérselas. Las dimensiones cada vez son más reducidas, debido al giro en el sector de la construcción hacia pisos o apartamentos de superficie limitada.
Y aunque en la actualidad, esta tendencia persiste y las cocinas suelen ser pequeñas, el diseño ha sabido encontrar su hueco para hacer muebles funcionales pero con estilo, cuidando minuciosamente cada detalle, combinando texturas y generando infinitas combinaciones.
La manera de concebir una cocina es cada vez más innovadora. Tanto que avanzamos hacia un nuevo concepto en el que se fusiona el salón con la cocina: la “living kitchen” reclama un nuevo papel de la cocina en el que deja de ser lugar de paso y de exclusiva dedicación a la comida. Y como era de esperar, un cambio de esta envergadura implica un estímulo para crear nuevas líneas de producto con una imagen diferente y alto valor estético. Una oportunidad que se brinda a los «artistas de las cocinas» para satisfacer las necesidades de cada cliente con creaciones personalizadas.
Y comienza el juego de nuevo: la luminosidad con los acabados en alto brillo, la mezcla de lacas y madera generando ambientes sensuales, la originalidad de laminados con efectos tridimensionales, la creación de atmósferas cálidas y acogedoras, los tonos atrevidos y sugerentes y los acabados súper mate son algunos de los colores que ahora tenemos en nuestra paleta de pintor.
Todo listo para seguir creando. Todo listo para crear nuevas obras que te sorprendan y emocionen. Es el arte de hacer cocinas.
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